28 de febrero de 2007

Pixie y Dixie


Normalmente una numerosa parte de la derecha española arremete día sí y día también, contra dos de las figuras más controvertidas que gobiernan sudamérica: Castro y Chávez.

Aunque no todo las teorías de estos dos personajes son descabelladas, no me negaran que el facherío algo de razón lleva en sus críticas. Uno con sus payasadas televisivas y radiofónicas está rebajando el nivel cultural de su Venezuela querida a cotas de ridiculez esperpénticas, amén de promover unas medidas económicas que tarde o temprano les pasarán factura. Y del redentor de Cuba pues ya lo ven, con un pie en el otro barrio y aferrándose al poder como una sanguijuela, delirando acerca de su inmortalidad, descartando la posibilidad de que el país no pueda existir sin su presencia.

Y no piensen que no me duele reconocer estos fracasos, la izquierda seria y coherente no puede amparar a estos descerebrados caducos y trasnochados. Ahora bien, eso no quiere decir que no tengan razón en parte de sus planteamientos o que su esencia fuese en su origen pura y bondadosa, pero obviamente la manera de llevar a cabo ciertas políticas, ha sido un puro despropósito.

La diferencia moral entre izquierdas y derechas, entre otras cosas, creo que radica en la capacidad de autocrítica de la que de vez en cuando hacemos gala. Los del otro lado, jamás reconocerán un error, como demuestra claramente la muerte placida y entre alabanzas de cierto dictador chileno.

27 de febrero de 2007

Martillo de herejes



Vaya por delante que me cae bien este tipo. No por sus modales toscos y poco complacientes, sino por su claridad de ideas y la firmeza de su dignidad. Duro e intransigente, avisando desde el primer momento que no se va a dejar pisar por nadie. Esperemos que ese enardecimiento nos de muchas tardes de gloria.
Cierto es que tras una tibieza interminable de ademanes en las filas sociatas, hacia falta un revulsivo potente, alguien que no se mordiera la lengua y que tuviera la indecencia y la caradura de enfrentarse a la oposición con las mismas armas. El dóberman de turno que ni contempla la posibilidad de poner la otra mejilla y se mea alegremente en el talante.
No estoy diciendo que las malas formas y las descalificaciones sean el correcto camino a seguir, pero dialécticamente hablando, cuando el oponente se niega sistemáticamente a mantener la compostura, a veces es necesario presentar algo de batalla.
Además, no perdamos de vista que las reacciones de Fernández Bermejo, son sólo la consecuencia de un airado recibimiento, beligerante y contundente donde los haya, con el que le han recibido desde las filas del PP.
Si la concordia no es posible y los hooligans se vuelven imprescindibles en cualquier debate, el ambiente parlamentario se tornará absolutamente irrespirable, sabiendo de antemano que en esos pantanosos escenarios, en el intercambio de golpes barriobajero y canalla, tienen mucho terreno ganado. Están ya acostumbrados a utilizar esas actitudes.

26 de febrero de 2007

Visiones



Hoy nos desayunamos con una excelente entrevista a Bruce Hoffman publicada en El País, uno de los más reconocidos y reputados expertos en temas terroristas. Sus investigaciones sobre las redes de Al Qaeda, lo hacen conocedor de una problemática compleja con ramificaciones de difícil seguimiento.
Pues bien, a este señor, que imparte clases en la misma universidad en la cual Ansar desarrolla su enorme sabiduría, difícilmente se le podría considerar afín a los razonamientos de los socialistas españoles, es más, dudo que sepa del encontronazo bipartidista español más que lo que la superficialidad pueda dejar entrever. Es decir, en principio, su imparcialidad parece razonablemente diáfana.
Sus conclusiones sobre la autoría material e intelectual del 11-M no pueden ser más concluyentes. Ejecución exclusiva del islamismo árabe de Al Qaeda, ridiculizando, como es natural, la teoría de la colaboración etarra.
Obviamente, sesudos eruditos como Pedro J. o Luis Del Pino, tienen muchísimos más conocimientos de las interioridades del islamismo más arisco, y aunque la lógica y la historia nos nieguen los contactos del terrorismo árabe con otras formas de terrorismo que no sean estrictamente islámicos, qué son dichos razonamientos ante pruebas tan concluyentes como los ácidos bóricos y demás.
Obviamente, la ciega militancia hacia los mandatos partidistas nos impidiera percibir el devenir natural de la realidad y le daremos al articulo la misma importancia que a una tenue llovizna.

24 de febrero de 2007

La verdadera religión


La importancia que se le otorga siempre a las exclusivas en el mundo del fútbol, siempre ha sido de una frivolidad aterradora. Titulares en primera pagina con tipografías desmedidas, que vienen a destacar casos tan insustanciales como la posible gordura de Ronaldinho y que se repiten cansinamente en las sucesivas planas, son más habituales de lo deseable. Cuestiones que tienen en vilo a medio país y cuyas consecuencias palpables, son la proliferación de debates y tertulias donde se escudriñan hasta el agotamiento las posibles causas y consecuencias de cualquier nimiedad tratada ese mismo día.
Son pasiones y sentimientos e intentar razonar algo tan amplio y complicado es una tarea ardua y creo que innecesaria.
Diarios como Marca o Sport, vendrían a significarse con meridiana claridad como la prensa amarilla del aficionado al fútbol. Sus secretos y consignas son asimilados por los seguidores a dichos diarios, como los pasajes incorruptos de la sagrada Biblia; más importantes todavía, porque de Dios es razonable dudar pero de la divinidad de Beckham jamás.
Gente que ni se compra ni se lee nunca un diario generalista, paga religiosamente cada día su diario deportivo y lo devora enteramente con una ansiedad pasmosa. Y el día parece que no amanece igual si al trabajo no se va con El mundo deportivo bajo el brazo. Que Irán desarrolle el proceso del enriquecimiento de Uranio es una noticia a todas luces prescindible, que Messi juegue este domingo es evidentemente una cuestión de vida o muerte.
Son las prioridades que les damos a nuestros gustos y aficiones. Cada cual es libre de escalonar las importancias en su esquema vital. Y bien hecho que está, que caray, que siempre será menos dañino para el sentir general y para el intelecto particular, irse a dormir odiando a Raúl que no a Zaplana.
Eso sí, dicho lo anterior, ¡que a mi Barça no me lo toque ni Dios!

23 de febrero de 2007

Too much sexy


Hoy toca disertación chusca y salpicada con ligeros toques machistas.

Que Playboy se dedique a confeccionar listas sobre belleza femenina, es una garantía de que los resultados como mínimo estarán absolutamente contrastados por profesionales de abnegada valía. No se trata de encontrar la quintaesencia invisible del atractivo mujeril, buscando la matización exacta de la sutileza, al estilo de los concursos tipo Miss Universo; se trata de localizar los puntos más sugestivos de la anatomía de una fémina. Y no me negaran que en temas de percepción de realidades neumáticas, está más capacitado un jurado con la presencia de Hugh Hefner, que no uno presidido por el inefable Anson.

Pues bien, la campeona de la exuberancia corporal no es otra que Scarlett Johansson, espectacular hasta le extenuación, a la cual entre otras explicaciones que alegaron los miembros del tribunal para otorgarle tan distinguido galardón, destacaban apuntes tales como “es una actriz libre de silicona” o “su misterioso carisma a la vez palpable e indefinible”. Algo de eso ya se adivinaba cuando de niña simplemente se dedicaba a susurrarle a los caballos.

Para finalizar, al hilo del cariz chabacano que veo va tomando este escrito, comentar que cuando la lascivia se dedica a hacer de las suyas, nos encontramos casos absolutamente impagables. Durante una entrevista pasada a la susodicha actriz, el impertinente periodista le espetó reiteradamente, sin perder la sonrisa, que era y siempre había sido la más turbadora de Hollywood. Y se quedó tan ancho.

22 de febrero de 2007

¿Libertad de expresión?


Ayer por la noche, al filo de la medianoche, con nocturnidad y alevosía, pude asistir a uno de los episodios más denigrantes y bochornosos de los últimos tiempos. Durante el transcurso del magnifico programa del maestro Quintero, tuvo lugar uno de los mayores despropósitos de los que es capaz un ente televisivo. Se atrevieron a vetar arbitrariamente una entrevista a José María García, con la peregrina argumentación de las hirientes opiniones vertidas durante la emisión de la misma.

Me importa bien poco si García es de derechas o de izquierdas, si ofende a Luis Fernández o al mismísimo Papa, si lo que dice son las verdades del barquero o una retahíla inmunda de falsedades. Lo que es absolutamente intolerable es que el iluminado de turno, desde su inamovible sillón se crea con el derecho de taparle la boca. Simplemente porque sus juicios podrían llegar a incomodar a ciertos personajes. ¿Pero que aberrante estado de libertades vivimos?

Si lo que argumenta el butanito es susceptible de ser perseguible por la justicia, ya se cuidaran los afectados de ejercer convenientemente sus derechos. La cadena, con el consabido mensaje de que no se hace responsable de las opiniones de los invitados, tendría el tema resuelto, pero obviamente el tema tiene mucho más recorrido y hay mucha más mierda bajo la alfombra.

Además, la cumbre de la estulticia es invitar a alguien a un programa para luego vetar su discurso.

En fin, me importa bien poco la opinión trasnochada y las disparatadas razones que puede vocear el ínclito periodista deportivo, pero no se puede permitir, sean cuales sean sus ideas, que nadie limite su derecho a expresarse libremente.

21 de febrero de 2007

El camino de los ingleses


La posición británica ante la mayoría de actuaciones internacionales siempre ha sido como mínimo peculiar. Tildados hasta le extenuación de promover un exceso de diferenciación con el resto de los mortales, su errática política exterior nos tiene acostumbrados a darnos, a partes iguales, una de cal y una de arena. Normalmente sometidos al sempiterno y enfermizo seguidismo a los norteamericanos; algo así como las posturas oficiales de Ansar pero sin vaselina.

Esta vez toca la de cal. Por fin se han decidido a intentar arreglar el despropósito continuado de una presencia controvertida. Desoír la voz de los posibles electores, en principio parece contraproducente, por esa esta medida sólo tiene el objetivo de dejarle a Gordon Brown un camino un poco más transitable. La alternativa Torie podría ser devastadora.

19 de febrero de 2007

Sin solución aparente


Si observamos el tipo de gobierno de las naciones con un nivel de vida más acomodado, nos encontramos, salvo raras excepciones, una uniformidad liberal-conservadora o socialdemócrata dependiendo de hacia donde se inclina el acento si a la derecha o a la izquierda. En cualquier caso, un ligero énfasis en primar las ventajas del estado del bienestar con mayor o menor intensidad en las atenciones sociales.

La vieja Europa, cansada de diferencias irreconciliables, tiene cada vez más inclinaciones a abandonar las luchas por ideales colectivos y a rendirse ante el capitalismo más salvaje. Esas luchas cordiales, dialécticas y civilizadas, son cada vez más escasas y las fronteras entre las dos formas de entender la vida están diluidas entre toneladas de demagogia. Esas sibilinas maniobras liberales que han acabado por pudrir la esencia de ideales justos, demostrando que el poder económico puede quebrantar la justicia de cualquier voluntad.

No pretendo demonizar en sí las ideas liberales. En principio, cualquier sistema humano en el que se busque el éxito mediante un esfuerzo personal, evidenciando a su vez unas mayores cualidades para desempeñar un puesto relevante en la sociedad, debería ser en cualquier caso la esencia de la competitividad en un colectivo. Eso, por si sólo, no debe ser ni perverso ni contraproducente. Sin embargo, dejando las utópicas teorías y centrándonos en la tozuda realidad, nos encontramos con unas desigualdades tan pronunciadas que la posibilidad de una competencia justa es inexistente.

Así pues, como ya hemos dejado de lado la posibilidad de una competencia justa y nos embarcamos en la premisa de las riquezas iniciales acumuladas, podemos permitirnos el lujo de endurecer las reglas del juego. Eso sí, podemos venderle al mundo entero la maravilla de un sistema de igualdad empresarial, donde un pobre inmigrante desembarcado ilegalmente en las costas canarias podría llegar a ser el próximo Botín o Fernandez Tapias, si posee el suficiente ingenio y habilidad para sobreponerse a todas las calamidades.

Obviamente que los sistemas de compensación para lograr una mayor paridad que intentan desarrollar los credos socialistas, no son ni mucho menos perfectos. Hay que rebajar muchas tensiones y limar muchos elementos dispares para conseguir un mundo medianamente fiable y justo, pero francamente , no tenemos otra opción si queremos un mundo más equilibrado. Las tendencias conservadoras ya han demostrado su ineficacia, basando la repartición de bienes en un sistema categóricamente egoísta donde prevalecerá siempre la procedencia de la riqueza ante el esfuerzo del trabajo realizado.

Si no conseguimos un amplio acuerdo social en la distribución de los beneficios, seguiremos eternamente enfrentados y la crispación será siempre , innecesariamente, el centro gravitatorio de las relaciones humanas.

Salta a la vista que un cambio es necesario. Posturas cerriles e intransigentes de la derecha nos han arrastrado a unos niveles de deshumanización tales que la vida humana, en según que sitios, tiene un valor ficticio. El dinero y la importancia de los sanguinarios sistemas capitalistas se cobran a diario miles de vidas sordas cuyas causas no vienen reflejadas en ningún sitio. Cambiar la tendencia está en manos de todos.

18 de febrero de 2007

Apocalypto


Escribir un guión creíble, atractivo y con un mínimo de rigor histórico sobre el pueblo Maya era una tarea harto difícil. Conjuntarla encima con la pasión de Gibson por la hemoglobina, se tornaba entonces una tarea casi imposible.
Pues bien, estamos ante una película extraordinaria, con un ritmo y una armonía encomiables, que te traslada a la América precolombina con toda la crudeza y la pasión que pudiera contener un simple relato fílmico.
Cierto es que desconozco ciertos aspectos históricos del mundo de los mayas, que posiblemente el desparrame de crueldad y violencia que se nos muestra se haya exagerado para darle un tono más efectista, que la atrocidad con la que se nos revelan ciertas escenas sean simplemente ganas de revolvernos el estomago gratuitamente, pero la verdad es que importa bien poco, pues el resultado es tan encarnizado y vistoso que hace honor al titulo elegido y nos sume irremediablemente en eso precisamente, en el más absoluto de los apocalipsis.
Centrar la acción en la vida particular de una aldea anexa a una de las ciudades-estado del imperio, y sobretodo, en el destino del heredero del jefe del clan, supone un acierto incalculable para mostrarnos el horror y la barbarie desde una óptica de irrealidad e incomprensión. Locura, sentimientos, delirio, frenesí, sufrimiento y una alta dosis de acción guerrera, son los principales alicientes para no apartar los ojos de la pantalla durante los 139 minutos que dura la cinta.
Que haya estado rodada íntegramente en maya yucateco o los espectaculares exteriores, sólo sirven para realzar un resultado final mucho más razonable y acorde con el tono elegido..Como consecuencia final, recalcar que a pesar de todas las calamidades y el sadismo mostrado, la última escena nos da a entender que lo peor, como la historia se ha encargado posteriormente de demostrarnos, estaba por llegar.

16 de febrero de 2007

¿Sabemos como pensamos?

El otro día en uno de esos miles de mails con estupideces que te llegan a diario me llego uno que me causó una cierta curiosidad. Este sencillo escrito me hizo darme cuenta del desconocimiento que tenemos del funcionamiento de nuestro cerebro.

“Sgeun un etsduio de una uivenrsdiad ignlsea, no ipmotra el odren en el que las ltears etsan ersciats, la uicna csoa ipormtnate es que la pmrirea y la utlima ltera esten ecsritas en la psiocion cocrrtea. El rsteo peuden estar ttaolmntee mal y aun así pordas lerelo sin pobrleams. Etso es pquore no lemeos cada ltera por si msima snio la paalbra cmoo un tdoo.Pesornamelnte me preace icrneilbe...".

15 de febrero de 2007

La verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.


Curiosa declaración de intenciones, esperable por supuesto, pero curiosa al fin y al cabo.

Tenemos la celebración de un juicio a la carta, en el que toda la facción carca del estado ha reclamado su materialización. Se han escuchado sus posiciones, se les ha permitido que explicaran por activa y por pasiva la enumeración de las mayores memeces en el campo de la jurisprudencia, se han admitido a tramite incongruencias por el simple capricho partidista, se han atendido todas las peticiones a sabiendas de lo esperpénticas que eran. En fin por dejar claras las cosas, de una vez por todas, se ha entrado en el conocido juego en le que se sienten más a gusto, el de los despropósitos.

Pues bien, no contentos con aceptar el transcurso natural de los acontecimientos y que sea la justicia la que dictamine su sentencia en ultimo término, ahora salen con la cantinela de siempre. Si el arbitro no señala lo que ellos esperan y desean oír, se llevan el balón y no juegan más. Eso sí, montaran un partidillo adyacente donde harán el máximo ruido posible e intentaran confundir todavía más al montante de sus incautos electores. Nada nuevo bajo el sol.

La verdad es que el conjunto de la teoría de la conspiración bien podría ser el guion de un especial del “Club de la comedia” si no fuera por el pavor que causan sus monologuistas.

14 de febrero de 2007

¡Están locos estos galos!


Me comentaba el otro día en un post, el camarada Perdiu, que desde la izquierda teníamos una especia de admiración irracional por todo lo que procede de Francia. Al margen de aspectos culturales y de idiosincrasias particulares, lo cierto es que un pellizco de su singular percepción de la existencia no nos iría mal.

Sin embargo no creo que exista desde las filas del rojerio, un exceso de fascinación, sino que la derecha siempre ha tendido a menospreciar a nuestros vecinos, especialmente a los “gabachos”. Sumiendo al país en un esperpento de orgullo patrio, ninguneando los evidentes avances de sociedades más maduras y destilando arrogancia con el estandarte del toro y la pandereta.

Pues bien, aquí tiene la soldadesca liberal otro motivo para despreciar al estado francés. Y es que se empeñan, fíjate tú, en que los jueces se ciñan a las leyes recogidas en su ordenamiento jurídico. Hay que ver que costumbres más raras tienen estos bárbaros norteños.

Curiosas lecciones da la vida de vez en cuando.

13 de febrero de 2007

¡Al servicio de España, coño!


Hay ciertos personajes a lo largo de la historia, que reflejan con la simple mención de su nombre, la personalidad de sus actos. Éste no es el caso. Ser el correveidile del palurdo de Texas no parecía ser , en principio, la mejor manera de inscribirse en el “Salón de la fama” de las mentes brillantes. Aún así, nuestro ínclito personaje se empeñó en demostrarnos que era la vía más ingeniosa que podía tomar España. Gran etapa de vaselina en nuestras relaciones internacionales.

Afortunadamente, empezamos poco a poco a desgranar el entramado de su chapucera política exterior. Van surgiendo noticias que demuestran el verdadero trasfondo de sus intocables ideas democráticas. Otras nos hablan de su extraordinaria rapidez mental; porque jamás se me ocurriría pensar que ha existido el mínimo resquicio de mala fe.

En el fondo, que cada cual se engañe en la medida que lo desee, pero es imposible no darse cuenta del despliegue de habilidades que tienen su fundamento en la mayor de las hipocresías. ¡Uy, perdón!, que había dicho que no íbamos a ser malpensados. Benditos salvadores de la patria que entre soberbias y dislates han sumido al país en la más descarada de las burlas.

Eso sí, esa izquierda española que mirando a otro lado se comía los mocos durante sus legislaturas, es la culpable del posterior desastre de las relaciones exteriores.

Sigue siendo un gran misterio, y lo digo con arrebatadora admiración, como pudo embaucar a tanta gente durante tanto tiempo, dejando en evidencia la celebre frase de Lincoln.

12 de febrero de 2007

Sólo es fútbol


El fútbol siempre se ha considerado el deporte rey, en parte por esa pasión que levanta a partir de niveles básicos y primitivos. Los clanes, la lucha, el campo de batalla, los colores, la humillación del enemigo, los colores de los estandartes; en fin, la esencia guerrera del ser humano desviada hacia un divertimento en teoría inofensivo.

Once representantes de una forma de entender la vida se oponen a otros once portavoces de costumbres totalmente ajenas. Capitaneados en un sustrato superior por el jefe de la tribu, el pater todopoderoso que velará por la salud, económica y física, de todos sus ahijados: el presidente de club.

Ese ser superior, como principal arma de ataque y defensa, suele utilizar la politización del deporte. Extiende sus dotes de inteligencia extraterrenal y echa mano de los peores ardides reflejados en su principal libro de cabecera, el “Manual para engañar a los tontos”.

Y en este punto nos topamos con nuestro personaje; realizando danzas tribales y gritos simiescos sin ningún sentimiento del pudor, causando vergüenza ajena copiosamente. Moviendo su esqueleto entre cánticos de “polaco quien no bote” ¡Que ejemplo de decoro!. ¡Que adalid indudable de las buenas maneras!. ¡Que saber estar tan arrollador!. El paradigma de la exquisitez de las formas por la cual los demás seremos juzgados.


Como dijo Hill Shankly, “El fútbol no es una cuestión de vida o muerte; es mucho más importante que eso

11 de febrero de 2007

En busca de la felicidad


Cuando una película te la recomiendan desde varios sectores diferenciados, lo mínimo que puedes hacer es darle una oportunidad. Si la base en la que se sustenta el andamiaje de la cinta, se centra en la particular actuación de su personaje principal, ciertas dudas no están de más. Si esa actuación viene secundada por una nominación a los oscars, la duda se torna indispensable. Pero en fin, son prejuicios que incomodan pero no condicionan un fiel visionado y una critica justa.

Soportable ritmo inicial con unas premisas un tanto trilladas, emplazar al protagonista en una insoportable situación económica que derrumba su estabilidad familiar; y a partir de aquí ir empeorando su modus vivendi con la mirada puesta en una meta idílica y un tanto utópica. Conseguir un final feliz o no, en principio es lo de menos; la calamidad continuada es el centro troncal de la historia. La opresiva óptica de la competitividad de la sociedad americana, así como la presunción de un final redentor, nos escupe a la cara la sumisión desesperada al capitalismo más galopante. Con estos sencillos argumentos y, a qué negarlo, con una notable interpretación de Will Smith, la fluidez es cómoda y amena. Adornado con una dirección artística y una fotografía que nos transportan sin remisión al principio de los ochenta, con detalles tan impagables como el nostálgico recuerdo al cubo de Rubick. Un guión medianamente estructurado y un reparto proporcionalmente acertado, acompañan sin excesivos altibajos.

Sin embargo, cuando el veredicto final está bastante decantado, una sutil mutación en la trama cambia la fisonomía del film. Se nos presenta un burdo y sensiblero nuevo estilo que recuerda irremediablemente a “La vida es bella”. La lucha de un padre contra la sociedad que le rodea, con el fin de presentarle a su hijo un mundo digno de vivirse.

Película correcta, actuación extraordinaria y un regusto ligeramente amargo por no haber conseguido una consecución más acorde con sus planteamientos.

10 de febrero de 2007

Silencio

Aquel silencio era aterrador. Sabía que normalmente sólo podía significar una cosa: los instantes previos a una explosión.

Haizam, acurrucado a sus pies, únicamente tenía cuatro años y ya comprendía lo que aquellos momentos de quietud significaban. Notó como se encogía un poco más y giró la cabeza para dejar sus ojos fuera de su mirada. Escuchó entonces como su hermano producía un ligero sollozo que destilaba más desesperanza que dolor.

Algo se pudre en el mundo cuando hasta los niños de cuatro años han perdido ya el optimismo.

Quiso arroparlo un poco más, pero aquella vieja colcha ya no podía dar más de sí. La escasez de ropa de abrigo era un problema añadido, sobretodo después de que la pared del comedor se viniera abajo con aquella bomba que voló el mercado.

Aquel sargento americano tan simpático les había prometido mantas y alimentos, pero de eso hacia ya tres días y ni rastro de la supuesta ayuda. Eso sí, que recuerdo tan grato dejó en sus jóvenes mentes, el recuerdo de las chocolatinas que tan alegremente repartió entre los niños del barrio. Curiosamente, fue el mismo día que su padre se marchó de casa, después de aquel tiroteo de las afueras.

Su madre, de la cual oía su respiración en la habitación de al lado, estaba casi tan asustada como ellos, aunque intentaba no dejarlo entrever delante suyo. Tras la muerte de Khaled, el pequeño de la casa, prometió que jamás volvería a derramar una lágrima. A base de mutismo y de interiorizar su dolor lo estaba consiguiendo.

De todas maneras, todas aquellas penurias simplemente eran pruebas que Dios les estaba poniendo en su camino para probar su fe. No podía haber otra explicación.

Pero que difícil se hacía soportar aquel silencio.

9 de febrero de 2007

Los ojos del diablo


Mirarle a los ojos al diablo e intentar no sentir miedo ni desesperanza es una quimérica perdida de tiempo. Notar las convulsiones eléctricas que recorren la espina dorsal sin apenas poder mediar ni palabra. Saber que quien tienes ante ti es la reencarnación absoluta del mal, ese grotesco ser que nos pasará factura por nuestros pecados.

Oír día a día el eco taimado de su voz, poniendo a prueba tu resistencia, rompiendo inexorablemente las barreras, cada vez más débiles, que te separan de la locura. Cantos irremediables que empujarían al más valiente de los mortales a la más terrible insurrección, a destruirnos entre nosotros y sobretodo, a sacar a relucir la intrínseca vileza que poseemos en nuestro interior.

No hay posibilidad de escape. Pide perdón por tus pecados y prepárate a ser juzgado por el ángel desterrado de Dios.

8 de febrero de 2007

Camino a la perdición


Mirar al norte, siempre ha sido un razonable ejercicio de limpieza mental. Admirarnos con cierta envidia de los avances y la prosperidad de nuestros vecinos transpirenaicos era sinónimo de coherencia y afinidad. Pero ya hace tiempo que la política francesa nos viene dejando una interminable lista de sinsabores y sus cabezas visibles ya no son referencias de las cuales aprender.

En abril se celebran elecciones presidenciales en Francia y los resultados prometen ser ajustados.

Dejando al margen a dos fenómenos dignos de estudio por si solos como so LePen y Bayrou, la riña se centrará entre la gran esperanza (después veremos en que se queda) de Ségolène Royal y la desmedida ambición de Sarcozy.

La verdad es que la posibilidad de ver al “heredero” de Chirac como primer espada de la derecha francesa causa más pavor que inquietud. Populista hasta la saciedad, impulsivo y fiel representante del liberalismo más oportunista, hará lo que sea necesario para llegar al Elíseo.

Controvertido en su etapa de ministro del interior, se ha sabido ganar a pulso su fama de orador y de trabajador incansable. Obviamente, para gobernar la nación más importante de Europa, no basta.

Todavía retumba en mi interior aquella celebre arenga a los populares españoles, que terminaba con un impagable ¡Vif Maguianó!

Ante tales expectativas, Ségolène no lo tiene fácil, aunque si observamos con una mínima decencia, es la única elección digna tras advertir el erial que se extiende a su derecha.

7 de febrero de 2007

Inicio de un esbozo

Siempre que tengo un momento para echar la vista atrás, no puedo menos que maravillarme de la despreocupación y ligereza que han guiado la mayor parte de mis pasos.

La convicción personal para tomar decisiones suele venir distorsionada sin ninguna misericordia por las gentes que te rodean, ya sea en forma física o en forma virtual. Posicionarse ante la vida con las cosas claras y con las mínimas ambigüedades posibles, suele ser tarea difícil cuando la mayoría de tus pensamientos y creencias tienen más que ver con sensibilidades que con razones.

Reivindico pues mi derecho a ser desigual y contradictorio, a expresar juicios de manera vehemente, a tener mis ideas propias o participes de un colectivo, a ser yo queriendo ser nosotros, a demostrar que los sentimientos se pueden enredar en el devenir de los asuntos cotidianos. En fin, a disertar sin que se tenga muy en cuenta lo que digo.

Inicio este humilde libro de bitácora con la peregrina idea de que alguien coincida en mi punto del camino, que esté dispuesto a compartir argumentos, preguntas, riñas, polémicas, opiniones y todo aquello que dos desconocidos puedan comunicarse con tan sólo intercambiarse algunas líneas.

Si a pesar de todo, el efímero recorrido de este dietario lo tengo que realizar con la única compañía de mis huellas, lo aceptaré aliviado, ya que en el fondo únicamente escribimos para morirnos sin querer morir.