25 de septiembre de 2007

Ligereza



Despertarse por la mañana y presenciar la puesta de largo de una espectacular campaña de la firma Nolita, rubricada por el polémico publicista Oliviero Toscani, es un duro ejercicio estomacal. Y digo espectacular porque hoy en día, la anorexia se ha convertido en un puro entretenimiento. Cierto es que se podría incluir en las listas de las enfermedades con una mayúscula dificultad en su combate y que causa una alarma social más que evidente; incluso podríamos asegurar que estamos ante una plaga de dimensiones bíblicas, donde la gente se muere de hambre, en ese primer mundo, donde vivimos rodeados de una abundancia que suele destrozar nuestros sentidos.

Sin embargo, la utilización de un problema tan delicado de una manera tan gráfica, buscando la morbosa repugnancia, ¿es una maniobra de concienciación ciudadana o es un ardid puramente comercial?,¿son virtuosas las intenciones del publicista, intentando mostrar la desesperante crudeza de la cuestión o busca simplemente la notoriedad más parasitaria?

Prefiero alinearme en la posición de creerme la inusual bondad humana y pensar que alguien se pueda concienciar de esta lacra, observando la dureza de las imágenes de la campaña. Por ello no puedo menos que sumarme a su exhibición.

24 de septiembre de 2007

Las siete maravillas del mundo

Meme curioso el que me envía el inclasificable Perdiu, por que intentando contestar a la pregunta sobre cuales son las siete maravillas del mundo moderno, las respuestas sólo pueden ser personales:

-Stanley Kubrick. Sí, es cierto, ha habido cineastas más determinantes en la historia del cine, pero es imposible encontrar una manera más especial de presentar la vida. Trascendencia argumental unida con una resolución visual fuera de lo común. Un genio.

-Kubala, Cruyff, Schuster, Gamper, Guardiola, Stoichkov, el Camp Nou, un crit valent y miles de tardes gloriosas pendiente de un simple balón. En definitiva, el millor equip del món.

-De Tolkien a Garcia Marquez, de Quevedo a Eduardo Mendoza, de Stendhal a John Keats. Cualquiera que haya tenido el valor y la determinación de poner los sentimientos, las interioridades y el intelecto en cada una de las páginas escritas.

-La Pinot Noir de la Borgoña en casi todas sus expresiones, la Sauvignon Blanc del Loira, la Merlot del Pomerol y la Garnacha del Priorat. Y por supuesto, cualquier combinación entre cepa y terruño que se destine al puro hedonismo.

-La posibilidad de descubrir otras realidades y formas de vivir con el simple acto de subirse a un avión.

-Por supuesto y aun a riesgo de que me acusen de sensiblería y amaneramiento emotivo, el incomparable momento de enamorarse y sobretodo de que alguien se enamore de ti. Seguramente no será correcto de incluirlo en la lista de maravillas de la modernidad, pues la gente se ha enamorado toda la vida, pero que caray, me apetecía.

-Ante todo y ante todos, la puta libertad de expresión.

Me gustaría pasárselo a mi buen amigo Bernardo y al singular José Antonio, cuyas opiniones me gustaría leer, aunque si evitan el “marrón”, será completamente comprensible. También a Armando, aunque se que le ha llegado por otra vía.

Desde luego igualmente me gustaría pasárselo a Tanhauser, verdadero icono de quien les escribe, pero debido al mal momento que debe estar pasando, importunarle con estas frivolidades me parecería una falta de respeto.

21 de septiembre de 2007

Vergüenza


Mientras sigan existiendo casos como éste, mientras no tengamos una compensación por las aberraciones cometidas, mientras la injusticia se alíe con el silencio y la desidia, este país no podrá considerarse normal.

Con lo fácil que seria fijarse y aprender de países que sí que han sabido cerrar sus heridas.

18 de septiembre de 2007

Cuando ya no queremos más

Cuando las ideas se desdibujan entre la conveniencia y el fariseísmo, surgen una serie de automatismos que suelen desembocar en el más espantoso de los ridículos. Es decir, que cuando todo lo que puedes hacer para convencer a tu posible electorado es vender humo, sacar pecho enalteciendo unos ideales que no te crees e intentar jugar a todas las bandas posibles, a la larga, tiendes a caer una y otra vez en las contradicciones más alarmantes. Y esa principalmente, ha sido la causa de haber sufrido durante 23 años un despropósito que hoy en día sigue todavía amenazante. Un lastre contraproducente que tarde o temprano debería tender por si mismo a la desaparición, pero que durante mucho tiempo ensalzó al frente de esa farsa a personajes como el mismísimo Pujol, aglutinador de la esencia misma de la bufonada y de sus retoños más representativos. Las habilidades de algunos de ellos no le andan a la zaga; la estulticia anodina de Mas, la siniestra zafiedad de Puig o el desencanto simplista de Trias. Una generación de tecnócratas y pactistas que casi consiguen acabar con la ilusión de este país.

Por ello, la hora de posicionarse a un lado de la balanza política, es un acto de evidente convencimiento, de resolver cual es el camino que quieres seguir, independientemente de si la decisión tomada lo ha sido por convicciones sociales, culturales, sentimentales o simplemente de comodidad. Decidir ser nacionalista conlleva una serie de derivaciones secundarias de las cuales se debe ser muy consciente. Así pues, la posibilidad de un independentismo sin la presencia de un nacionalismo reinante es una obviedad, sin embargo, son prácticamente imposibles las premisas para que se de el caso a la inversa, o al menos así debería ser.

Por lo tanto, el burdo juego de los “nacionalistas” convergentes (de la posición tan extravagante y españolista de Unió ni siquiera vale la pena ni hablar), intentando erigirse en el estandarte de un patriotismo que les queda demasiado grande e inventando refundaciones de lo que tendría que ser el sentimiento catalán, apenas deberían ser tomadas en cuenta. Y ahí precisamente es donde radica la principal equivocación, pues la esencia de un movimiento tan enriquecedor como abierto, no nace principalmente de grandes teorías ni bases políticas (que también), ni tan siquiera de unos fundamentos históricos incuestionables (que también); nace de la sensibilidad de la gente, del anhelo de querer ser y no querer ser, de la necesidad de una libertad, ficticia o no, para ser felices. En definitiva, de apostar claramente y sin ningún lugar a la duda por dar un paso decidido por la independencia, o como mínimo por el derecho a la autodeterminación.

Es por todo esto que mi comentario no va exento de cierto grado de desencanto; de ver que buena gente con una limitación manipulada en sus lentes, no pueden observar el extenso horizonte que tienen por delante. Y eso, desgraciadamente, duele.

17 de septiembre de 2007

La fiesta de la vendimia


Cuando aparecen noticias, artículos y ensayos que aseveran que el desarrollo social, económico y tecnológico en el estado español, equiparándolo a los principales países del concierto europeo, una risa floja y nerviosa aflora con evidente incontinencia.

Y esa risa, reaparece cada año cuando empieza la intensa campaña de la vendimia, uno de los principales motores de la economía agrícola española. Sobretodo porque comparamos ciertos aspectos sociales e incluso aseguraría que humanitarios que tienen que sufrir la legión de temporeros que vienen a recoger la uva. Y básicamente, la comparación es inevitable con nuestros vecinos norteños, con una capacidad vinícola algo más elevada que aquí.

Francia ofrece a sus vendimiadores, 11.000 de ellos españoles por cierto, unas condiciones laborales, higiénico-sanitarias y sociales, perfectamente ajustables a unos parámetros de decencia y corrección. En España se les sigue tratando como a ganado, donde rumanos y búlgaros, los grandes grupos de trabajo, se hacinan de forma misera en los escasos recintos preparados para ellos.

Es la diferencia real y desgraciada entre el primer y el tercer mundo, por mucho que a algunos les guste sacar pecho y alardear de modernidad o de sociedad avanzada. Tal vez sea que todavía hacen falta un par de siglos más de democracia para ponernos a su altura.

12 de septiembre de 2007

Operación retorno


Cuando te reincorporas a los quehaceres diarios tras un prolongado periodo de ausencia, la evidente descolocación y la apatía te devuelven de una patada a la más cruda de las realidades. Más todavía cuando el nivel de abstracción conseguido durante el peregrinaje vacacional ha sido tal, que los ecos políticos y sociales de nuestra rutina cercana eran solamente rumores de algunos descerebrados con ganas de alterarle la siesta a alguien. Sin conseguirlo, evidentemente.

Al retomarle el pulso a la actualidad, dejando de lado el sempiterno desconcierto e indiferencia que destilan los lideres de la derecha patria, llaman la atención los desajustes posturales que se vienen observando, día si y día también en las filas gubernamentales, sobretodo en materia económica.

-Solbes, el más listo de la clase, a la greña con Soria por un tema dental, dejando bien claro que en la cavidad bucal, aparte de dientes tenemos lengua y usarla con desconocimiento suele acarrear ciertos desfases idearios.

-El presidente asegurándonos que estamos en la “Champions” de las economías europeas, lo cual me tranquiliza enormemente a mi y a mi cuenta bancaria, que empezaba a presentar unos síntomas preocupantes de famélica anorexia, debido en gran medida a las subidas en la cuota hipotecaria.

-Y Andalucía como siempre.

En fin, que empiezo a tener mis dudas de que el gobierno siga en las mismas manos. Tal vez una delegación de Sarkozy haya sido inaugurada en las españas y yo no me he dado cuenta, con el espectacular espectro de posibilidades de desastre que acompañan al astro francés en su habitual forma de gestionar.

¿Volverá una cierta normalidad, o me tengo que volver a Italia donde con el amigo Berlus no hay opción a la sorpresa?

6 de septiembre de 2007

Y de repente, la vida

El tedio y la apatía que conllevan los meses estivales suelen acarrear un oscuro y autocomplaciente deleite con la pereza. En el mejor de los casos, el abandono de los compromisos y los deberes, son los únicos damnificados. En el peor, la perdida de la esencia de la misma ilusión.
Sea como fuere, un periplo acelerado por la Toscana y un regenerador peregrinaje por tierras napolitanas han conseguido reavivar el impulso, que no el ingenio, y devolver tenuemente la pasión por la tinta. Recargar pilas creo que lo llaman.
En días venideros, cuando me asalte la vorágine de los avatares laborales, espero volver a importunarles con mi aburrida y cansina manera de entender la vida.Hasta entonces, les dejo con un soplo de vida observado desde San Gimignano.