14 de febrero de 2007

¡Están locos estos galos!


Me comentaba el otro día en un post, el camarada Perdiu, que desde la izquierda teníamos una especia de admiración irracional por todo lo que procede de Francia. Al margen de aspectos culturales y de idiosincrasias particulares, lo cierto es que un pellizco de su singular percepción de la existencia no nos iría mal.

Sin embargo no creo que exista desde las filas del rojerio, un exceso de fascinación, sino que la derecha siempre ha tendido a menospreciar a nuestros vecinos, especialmente a los “gabachos”. Sumiendo al país en un esperpento de orgullo patrio, ninguneando los evidentes avances de sociedades más maduras y destilando arrogancia con el estandarte del toro y la pandereta.

Pues bien, aquí tiene la soldadesca liberal otro motivo para despreciar al estado francés. Y es que se empeñan, fíjate tú, en que los jueces se ciñan a las leyes recogidas en su ordenamiento jurídico. Hay que ver que costumbres más raras tienen estos bárbaros norteños.

Curiosas lecciones da la vida de vez en cuando.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Para los de mi generación, Francia fue la vía natural de escape a la oscuridad en que vivía este país, recién estrenado en democracia. Quizá en un principio hubo algo de fascinación, aunque lo dudo. En mi caso particular, despues de varios años de contacto personal y profesional con mis vecinos del norte, los admiro menos aunque los aprecio más. Y nunca intento alejarme demasiado de la frontera. Nunca se sabe.

Baba O'Riley dijo...

Sartre, Camus, Victor Hugo, Dumas, Beaudelaire, Balzac, Monet, Renoir, Truffaut, Chabrol, Bocuse y hasta Platini. En todos los campos de la creación humana, querido Bernardo. Si no admiración, por lo menos merecen un profundo respeto.
PS: Por cierto, no le hacía a usted fugándose disimuladamente a Perpignan a disfrutar de "El último tango en Paris" ;-)

Anónimo dijo...

Por motivos personales tengo unos jóvenes primos que son alumnos del Liceo Francés.

A priori uno pensaría si no es más útil, puestos a matricularlos en un colegio extranjero, hacerlo en el americano, o el suizo...

pues les garantizo que hablar con estos chavales (por otro lado perfectamente normales de 15 y 17 años, que salen, que se preocupan más de las chicas que de otra cosa, que se emborrachan como hemos hecho todos...) sorprende....

Tienen una formación humanística, incluso uno de ellos que estudia bachillerato de ciencias, puede hablar de política, de temas sociales, a su nivel, claro, de chaval... pero nivel mucho mayor que nuestros estudiantes.

Inciso, este colegio, para españoles es carísimo... para los franceses que vivien en España, seas hijo del cónsul o hijo de un camarero... es gratuito

Anónimo dijo...

Si la cultura es la expresión de un pueblo, los franceses van sobrados de expresividad. Quizá por nacimiento y por vecindad admiro la cultura francesa en todas sus manifestaciones: me encanta el cine francés, capaz de reflejar en sus películas sentimientos y reflexiones a través de una mirada lúcida e inteligente. La pasión que tiene el francés por el “Bel vivre” que se refleja en una devoción casi religiosa por la comida y todo el ritual que la rodea, Talleyrand dijo una vez: los ingleses tienen 3 salsas y 300 religiones, nosotros tenemos 300 salsas y como mucho 3 religiones. Me sigue conmocionando beber un Bourgogne, obra maestra absoluta de la enología, no existe algún vino similar en el mundo.

Como dice mafalda, me gusta ver que en sus Lyceés la formación humanística es la vertebradora de todos los estudios. Me gusta la sonoridad de su idioma, sus expresiones poéticas, su literatura y su vida literaria, y me gusta la conciencia política de su ciudadanía, el fundamentalismo laico del estado y por supuesto me siguen emocionando los acordes y la letra de la Marsellesa.

Como decía una persona muy querida para mí: Me cago en el Timbaler del Bruc, se podía haber tocado los cojones en vez de tocar el tambor.

Anónimo dijo...

Para ser exactos...

"me cago en el Timbaler del Bruc, si en lugar de tocar el tambor se hubiera tocado los cojones, ahora seríamos franceses..."

Anónimo dijo...

Gracias Mafalda por su precisa, inteligente y muy oportuna acotación, es evidente que sin ella no se entendería el sentido de lo que he escrito.

El Perdíu dijo...

Nostalgia de no haber sido antifranquista en su momento. De cuándo había que ir a Perpiñán a ver películas.
Qué quiere que le diga Baba, "se empeñan, fíjate tú, en que los jueces se ciñan a las leyes recogidas en su ordenamiento jurídico". Ojalá pasara esto en España.
En fin, no me siento especialmente orgulloso de mi país, pero tampoco me avergüenzo de él ni me cago en el del tambor del bruc, como les pasa a ustedes. No me gustaría ser francés, sinceramente. Si fuera posible ser otra cosa, sería británico. De ahí viene la libertad, no se olviden...

Anónimo dijo...

Y de la "Déclaration des droits de l'homme et du citoyen"

Don't forget it!

Anónimo dijo...

Perdiu si no fuera por Laffayette poca libertad...y de los británicos y su concepto de libertad se lo pregunta a los negritos de Suráfrica y los indigenas de sus múltiples colonias que libertad disfrutaron bajo su dominio. Es lo que tiene ser WASP, que mola mazo hablar de liberalismo cuando se es uno de ellos.

Un abrazo y Vive la France!!!

Anónimo dijo...

Bueno... de eso último, el país que esté libre de pecado que tire la primera piedra...

Anónimo dijo...

Si le parece, podemos preguntarle a los de indochina lo que significa no ser blanco o francés. También a los argelinos, o, si no quieres tan lejos en el tiempo, al papel que jugó el país de la esfinque en la crisis entre ruanda y burundi.
En fin, la revolución francesa fue un circo, muy francés, que aparte de ser un buen expermiento de totalitarismo, y de dar a conocer lo que significa el expansionismo militar a gran escala, apenas significó gran cosa.
Y les digo más. Si nos les obsesiona el qué dirán, echénle un vistazo a Francia en declive...

Baba O'Riley dijo...

Sr Barceló, su amor a Francia me desarma enormemente, algo comparto con usted no lo niego, aunque me parece usted un pelín desaforado, a no ser que haya nacido en el corazón de la Borgoña.
Mafalda, creo que acierta en la esencia de llevar los argumentos al plano del devenir diario de nuestra realidad. Ejemplificar las cosas con ejemplos concretos es una de las maneras menos demagógicas de argumentar.
Amigo Perdiu, es la segunda vez que recomienda el libro de Baverez, debe ser extraordinario, aunque la verdad con sus antecedentes y llamándose Nicolás, la verdad es que un poco de cautela si que provoca. Ya lo ve, la típica ceguera roja.
Finalmente no me negaran que si Francia provoca estas controversias imagínense cuando hablemos de Estados Unidos.

Anónimo dijo...

Reconozco mi absoluta parcialidad al hablar de Francia y lo francés, como habeís podido comprobar soy un enamorado de su cultura y ello me pierde a la hora de hacer valoraciones objetivas. Totalmente de acuerdo en lo referente al colonialismo, nadie esta libre de culpa.

Echaré un vistazo al libro de marras,sin prejuicios.