19 de febrero de 2007

Sin solución aparente


Si observamos el tipo de gobierno de las naciones con un nivel de vida más acomodado, nos encontramos, salvo raras excepciones, una uniformidad liberal-conservadora o socialdemócrata dependiendo de hacia donde se inclina el acento si a la derecha o a la izquierda. En cualquier caso, un ligero énfasis en primar las ventajas del estado del bienestar con mayor o menor intensidad en las atenciones sociales.

La vieja Europa, cansada de diferencias irreconciliables, tiene cada vez más inclinaciones a abandonar las luchas por ideales colectivos y a rendirse ante el capitalismo más salvaje. Esas luchas cordiales, dialécticas y civilizadas, son cada vez más escasas y las fronteras entre las dos formas de entender la vida están diluidas entre toneladas de demagogia. Esas sibilinas maniobras liberales que han acabado por pudrir la esencia de ideales justos, demostrando que el poder económico puede quebrantar la justicia de cualquier voluntad.

No pretendo demonizar en sí las ideas liberales. En principio, cualquier sistema humano en el que se busque el éxito mediante un esfuerzo personal, evidenciando a su vez unas mayores cualidades para desempeñar un puesto relevante en la sociedad, debería ser en cualquier caso la esencia de la competitividad en un colectivo. Eso, por si sólo, no debe ser ni perverso ni contraproducente. Sin embargo, dejando las utópicas teorías y centrándonos en la tozuda realidad, nos encontramos con unas desigualdades tan pronunciadas que la posibilidad de una competencia justa es inexistente.

Así pues, como ya hemos dejado de lado la posibilidad de una competencia justa y nos embarcamos en la premisa de las riquezas iniciales acumuladas, podemos permitirnos el lujo de endurecer las reglas del juego. Eso sí, podemos venderle al mundo entero la maravilla de un sistema de igualdad empresarial, donde un pobre inmigrante desembarcado ilegalmente en las costas canarias podría llegar a ser el próximo Botín o Fernandez Tapias, si posee el suficiente ingenio y habilidad para sobreponerse a todas las calamidades.

Obviamente que los sistemas de compensación para lograr una mayor paridad que intentan desarrollar los credos socialistas, no son ni mucho menos perfectos. Hay que rebajar muchas tensiones y limar muchos elementos dispares para conseguir un mundo medianamente fiable y justo, pero francamente , no tenemos otra opción si queremos un mundo más equilibrado. Las tendencias conservadoras ya han demostrado su ineficacia, basando la repartición de bienes en un sistema categóricamente egoísta donde prevalecerá siempre la procedencia de la riqueza ante el esfuerzo del trabajo realizado.

Si no conseguimos un amplio acuerdo social en la distribución de los beneficios, seguiremos eternamente enfrentados y la crispación será siempre , innecesariamente, el centro gravitatorio de las relaciones humanas.

Salta a la vista que un cambio es necesario. Posturas cerriles e intransigentes de la derecha nos han arrastrado a unos niveles de deshumanización tales que la vida humana, en según que sitios, tiene un valor ficticio. El dinero y la importancia de los sanguinarios sistemas capitalistas se cobran a diario miles de vidas sordas cuyas causas no vienen reflejadas en ningún sitio. Cambiar la tendencia está en manos de todos.

5 comentarios:

Baba O'Riley dijo...

Básicamente, amigo Armando,el errorprincipal es la creencia del liberalismo que el individuo es la unidad a partir de la cual crear todo un sistema, anteponiéndose a un bien donde la esencia sea la comunidad. Las consecuencias de esa elección primigenia son las que he relatado en el escrito. El egoísmo ante la generosidad. Posicionarse ante la vida de una manera o de otra, esa es la cuestión y sea cual sea la postura elegida tienen las dos un indudable trasfondo ético.
No se trata de escoger entre el bien y el mal, ambas posiciones no son ni buenas ni malas intrínsecamente. Se trata simplemente de calibrar cuanta humanidad queremos dentro de nuestro interior.

El Perdíu dijo...

Contradictorio Baba. Es usted incorregible. Tras reconocer que son democráticas y adeptas a la economía de mercado las sociedades que han prosperado, luego habla contra el capitalismo salvaje. Lo que es fantástico es lo de "Las tendencias conservadoras ya han demostrado su ineficacia". ¿Me puede explicar dónde? Lo que ha demostrado su ineficacia eterna es la izquierda, a veces de modo siniestro, como en Cuba o la URSS y otras de modo simpático como en la francia del primer mandato de Miterrand. Y claro que hay solución. Más mercado, más respeto a la propiedad privada, menos corrupción, más responsabilidad individual, menos regulaciones intervencionistas, más confianza en los ciudadanos...

Baba O'Riley dijo...

Vamos a ver, estimados Armando y Perdiu, porque debo explicarme en Arameo o ustedes no me quieren comprender.
La unidad mínima del individuo, únicamente puede ser entendible si forma parte de una entidad más representativa que suele venir reflejada por una comunidad en concreto. Una persona jamás podrá considerarse autosuficiente en su estado máximo y siempre necesitará del apoyo y solidaridad de los demás para conseguir sus objetivos. Mejorar económicamente, sólo será moralmente factible siempre y cuando no se tengan que crear en el proceso una serie de desigualdades que a la larga revertirán en crear problemáticas a todos los niveles. Y eso seria obviamente perjudicial para todos.
Los inconvenientes empiezan a surgir no únicamente por las desavenencias raciales o comunitarias, sino principalmente por una disparidad extrema en el apartado monetario.
No estoy pidiendo la simetría absoluta entre todas las personas, sino una repartición más ajustada de los beneficios.
Obviamente el fracaso de sociedades conservadoras como la americana sirve de ejemplo para mostrar una decadencia tan absoluta como injusta. Un país donde el umbral de la pobreza se eleva hasta limites imprevisibles y se mezcla alegremente con los lujos desproporcionados de las clases pudientes. El sistema liberal funciona siempre y cuando no tengamos que atender a cuestiones tan nimias como la solidaridad o la igualdad. No estoy diciendo que no deba seguir existiendo este tipo de gobiernos, pero obviamente no vengamos con falsas hipocresías de utópicas paridades y aceptemos el sistema de castas que realmente promocionan.
La posición realista y sanadora de la izquierda, más que una solución, es una necesidad para contrarrestar la decepción de unas posturas desencantadas y anacrónicas.

Baba O'Riley dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Baba O'Riley dijo...

Amigo Armando,creo que he dado con el error de base en su ideología. Creen candorosamente en la innata bondad del ser humano y eso es una impostura evidente. El hombre no es ni bueno ni malo sino que se forma su carácter a partir de las condiciones que le toca vivir. Usted mismo tendría una ideología bien diferente si hubiera nacido en otro sitio y con otros condicionantes, o yo sin ir más lejos. Por lo tanto no intento confiar ni desconfiar de la voluntad real de cada persona sino crear los requisitos ambientales perfectos para que cualquiera pueda tener de inicio las mismas oportunidades.