14 de septiembre de 2008

Claudicar


Sus ojos. Esos ojos. Siempre he pensado que una mirada, que el reflejo intenso de unas pupilas, podían expresar más sentimientos que todas las promesas pronunciadas del mundo. Tenía razón, se desgarra el alma si la intensidad sincera se acentúa y la curiosidad destila que no hay nada en la vida que pueda dar miedo. Y cuando se clavan en ti sin sentido y con la percepción equivocada, mirándote sin saber todavía lo que mira, dejándote entender que a partir de ese momento y sin opción a la perplejidad, estarás permanentemente rendido a su embrujo. Por ello, por todos los momentos de nitidez en la sensibilidad que me quedan por disfrutar, sólo me queda suplicar a quien rige los designios del destino, me permita seguir navegando eternamente en el progreso de sus retinas.

3 comentarios:

Tanhäuser dijo...

Esa mirada que un día delatará emociones nítidas, que será cómplice, que enseñará tantas cosas...
Mi más sincera enhorabuena.
Un grandísimo abrazo.

el rayo verde dijo...

Has expresado el amor como certeza. Palabras que empañan los ojos.Felicidades por esta experiencia.
saludos cordiales

El Perdíu dijo...

Disfrute de su experiencia...