26 de octubre de 2007

Fe de erratas


Les puedo asegurar que no hay nada en esta vida que me congratule más con la humanidad, que el sentirme profunda y soberanamente equivocado. No es que me vanaglorie de ir siempre errado por la vida, sino que reconocer que mi punto de vista estaba desorientado, es un ejemplo de ubicación personal en la búsqueda perpetua de la humildad.

Creo que es casi imposible que haya alguien que haya sido más ferozmente crítico, alardeando de un supino desconocimiento, con el actual presidente francés, el ínclito Nicolas Sarkozy, que un servidor. Una desesperanzadora carrera como ministro del interior, un amiguismo con los populares patrios y una desmedida ambición política distorsionaron un enfoque que ahora reconozco como algo injusto.

Ciertas tendencias y posicionamientos de base, así como una predisposición real a la concordia de la sociedad francesa, bien vale el esfuerzo de una segunda oportunidad. Sus esfuerzos en materia medioambiental, con un firme compromiso de abanderar una solución europea al desfase sobre el efecto invernadero, son un ejemplo a imitar desde todos los ámbitos. A pesar de que considero que ciertas políticas sociales del programa del UMP dejan bastante que desear, no escatimaré esfuerzos en reconocer la precipitación excesiva en mis conclusiones. Sigo creyendo en la idoneidad socialista en Francia, pero creo que hoy en día existe un atisbo de esperanza en el margen derecho.

4 comentarios:

JAL dijo...

Sarkozy es un tipo inteligente, lo que no significa que sea sincero.

Bernardo dijo...

Un pragmático. Un tipo sin ideología que no cree más que en sí mismo. Capaz por tanto de las mejores ideas como -el tiempo lo dirá- los más sonados errores.

Tanhäuser dijo...

Es que hay derechas y derechas, querido Baba. Mientras allí se preocupan del medio ambiente, aquí hacemos caso de lo que nos dice el primo o el cuñaaaao.

Baba O'Riley dijo...

Jose, que le dé un poco de margen no quiere decir que beba los vientos por su figura. Aunque su falta de sinceridad en el ámbito político estoy seguro que se ve como una gran virtud.
Parcialmente de acuerdo, Bernardo, pese a que no deseo, por el bien de los franceses, un gran descalabro de Sarko, que de rebote nos salpicaría. Es efectista y demagogo, pero a pesar de los motivos, las consecuencias las disfrutaremos todos y eso es algo que aquí sería impensable.
Mi estimado Tan, creo que el compromiso de la sociedad es un tema que los franceses han desarrollado algo más que nosotros.
Y su clase política lleva algunos años más lidiando con la democracia. ¿Envidia? Sí, creo que sí.