A veces las personas, aunque estén imbuidas de la mejor de las intenciones y estén en las antípodas de la mala fe, son capaces de perpetrar los patinazos más desproporcionados. Este año la feria del libro de Frankfurt, una de las más importantes a nivel mundial en materia literaria, tiene a Catalunya como la principal invitada. Es una de esas ocasiones inmejorables que son el trampolín perfecto para proyectar las trayectorias y las obras de las mas distinguidas plumas catalanas. Una ocasión para dar a conocer una realidad literaria, que sin ser cegadoramente arrebatadora demuestra una viveza evidente.
Pues bien, la actuación del otrora Conseller Primer de la Generalitat, Josep Bargalló, actual director del Institut Ramón Llull, no podía ser más calamitosa y ruinmente ambigua. En un primer momento se proyecto la intención de que sólo asistieran al evento las obras de los autores escritas en catalán, con la consiguiente merma en la calidad de las creaciones presentadas debido a la no inclusión de autores como Eduardo Mendoza, Juan Marsé o Carlos Ruiz Zafón, que firman sus escritos en castellano. La posterior reacción de los organismos oficiales, en forma de indudable rectificación, llega tarde y de manera sesgada, por lo que la mayoría de los autores se han visto menospreciados y su reacción de desvincularse de todo el embrollo está más que justificada.
Es incuestionable que el impulso a la cultura catalana es el objetivo a perseguir, potenciando y mimando a los autores que escriben en lengua catalana, pero ningunear y despreciar a los que han decidido escribir, por comodidad o convicción, en un idioma diferente al catalán, es obvio que sólo logra dar una imagen de provincianismo que raya lo ridículo.
Catalunya hace gala de un bilinguismo envidiable y cierto es que para equiparar a las dos lenguas en igualdad de condiciones para que todo el mundo tenga las mismas posibilidades para conocer y utilizar ambas, debemos esforzarnos en desplegar un mayor celo y empeño para igualar al catalán con una lengua castellana que por historia y universalidad ya goza de una férrea salud. Pasar de la defensa del catalán al ataque indiscriminado a todo lo que huela a la lengua de Cervantes, es una perversión tan desmesurada que sólo logra envilecer y empequeñecer al que despliega tales pensamientos unidireccionales.
Tot es una qüestió irremeiable de la existència de coneixements. L'us de totes les llengües possibles nomes ens pot fer més rics i més tolerants. Intentar un aïllament exclusiu basat en termes idiomàtics nomes ens farà més desgraciats.
8 comentarios:
Dos cosas:
1. Literatura catalana es la escrita en catalán, el resto es literatura castellana escrita por catalanes (porque sí, Cataluña es España).
2. La feria de Frankfurt es una feria de editoriales, no se trata de dar a conocer nada, tal vez de hacer contactos y, sin duda,de vender libros.
¿Quiere decir entonces que García Márquez o Benedeti son insignes miembros de la literatura castellana? ¿Que no existe la literatura colombiana o uruguaya? ¿Que en México sólo es literatura mexicana la escrita en maya o azteca? Aun así, dándole la razón como a los locos, la invitada al "Frankfurt book fair" es la cultura catalana, no su literatura exclusivamente aunque se trate de una feria sectorial.
Y permitame también disentir en el tema de que no se trata de dar a conocer nada. Si no conseguimos que las editoriales alemanas y anglosajonas se interesen por la literatura catalana, no conseguiremos que su público pueda acceder a sus obras y por lo tanto comprarlas.
Yo no quiero ser el más pesao del mundo -a ver si le espanto a la clientela- pero me quito el sombrero, amen.
Baba, servirías para político, con esos giros casi convincentes.Veamos si sigo una lógica coherente. Cataluña es una nación o identidad o región o comunidad en el seno de España. Su lengua identitaria es el catalán (sí, el idioma más hablado es el castellano, pero aquello que la diferencia de el resto de comunidades es el catalán). Cuando un escritor escribe desde Cataluña, lo está haciendo desde España. Si lo hace en castellano, evidentemente puede decirse que, de ser literatura lo que escribe, puede catalogarse como literatura española. Si lo hace en catalán, podrá decirse que es literatura catalana.
Por otro lado, los países latinoamericanos son países cuya lengua es el castellano. Sus escritores no tienen la posibilidad de escoger entre una lengua u otra (lenguas oficiales, claro), pero será sin duda la lengua de su país.Si estuviéramos en tiempos de Felipe II te diría que lo suyo es literatura española, pero como se trata de países independientes, hay que segmentarla por paises.
En resumen, Cataluña es parte de España y Argentina, por ejemplo, no; es por ello que sí afirmo que la literatura escita desde Cataluña en castellano es literatura castellana y la escrita en castellano desde Argentina no.
Por lo tanto, mi querido Jose A., si Catalunya lograra la independencia mañana mismo, me daría usted la razón sin demasiados problemas ¿verdad?. Es decir las ideas y los idiomas para expresarse seguirán siendo los mismos pero si las etiquetas nacionales cambian, cambia el sentido de lo escrito. Creo que acotar el ingenio con encasillamientos superficiales sólo nos empobrece la comprensión.
Ps: Por cierto, no dude ni un momento que Catalunya es una nación ;-)
Albert Sanchez Piñol dijo ayer que la feria de Frankfurt es un Construmat de los libros, es decir es una feria de la industria editorial, nada de esencias, ni arte, ni altos valores, es una feria mercantilista, en el mejor y "hanseático" sentido de la palabra, ya que estamos en Alemania
Baba, su lucidez a veces me sorprende. ¿Qué hace alguien como usted en la órbita de erc? Está empezando a ver la luz, y eso me alegra. No olvide que siempre hay un camino a la derecha...
;-)
És que de vegades un té la sensació que tenim el que ens mereixem. Posats a fer el ridícul som uns cracks.
Salut
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