7 de junio de 2007

La estética gore


La concesión del premio príncipe de Asturias de cooperación internacional ha recaído este año en Al Gore, la polémica, como diría aquel, está servida.

No pretendo entrar en valoraciones sobre apreciaciones subjetivas sobre la actual labor del ex-vice de Clinton, o si su mensaje se basa en irrefutables datos científicos o en partidistas puntos de vista, sólo el tiempo quitará o dará razones. De todas maneras si sus apocalípticas predicciones no tienen una base solida, no debemos angustiarnos demasiado con las consecuencias, pero si por el contrario le acompaña una relativa parte de razón, no tendremos una segunda oportunidad para rectificar. ¿Vale la pena elevar el riesgo de la apuesta cuando el precio a pagar es tan desorbitado?. Máxime cuando, al margen de las consideraciones económicas de los grandes lobbys norteamericanos, se ningunea la opinión de Gore por cuestiones básicamente ideológicas.

Es cierto que en los últimos tiempos han aparecido algunas voces disonantes, aparte de la administración Bush, en contra de su “verdad incomoda”, que han empezado a lanzar un puntito de controversia en cuanto a sus motivaciones sinceras o a su excesiva hipocresía. Aun así, repito, ¿estamos en condiciones de arriesgar el planeta por una empecinada discusión sobre la valía del interlocutor?. Espero que no nos equivoquemos en la respuesta, aunque visto lo visto, poco importa lo que opinemos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

sr. Baba me ha sorprendido usted, yo pensaba que ustedes los de ERC sólo reconocerían unos hipotéticos premios "princep de la corona de aragó" ;o)

Tanhäuser dijo...

Pues mire, yo creo que no estamos en condiciones de hacerlo. Quizá no tengamos suficientes argumentos científicos para sustentar la hipótesis de que el planeta se nos va al garete, pero algún que otro indicio sí parece que hay.