Bien, he preferido dejar pasar unas horas de sedante efecto, para evitar que la alteración de la sangre desarrollara el dictado de mis palabras.
ETA en un depravado ejemplo de la sinrazón más aberrante, comunica que volverá a matar.
Sin embargo, ante una noticia tan impactante y descorazonadora, no puedo evitar dejar de pensar que desde una franja social y política muy determinada, no pueden haber novedades más dichosas. Satisfacción y oportunismo a los cuales dar rienda suelta para sacar una repulsiva tajada en las urnas. Se me revuelven las entrañas y los escrúpulos al observar el gran macromovimiento mediático al que empezamos a asistir y que tendrá como colofón la puesta en escena de las próximas generales.
Articulistas indecentes, voceros, políticos zafios, amanuenses sin corazón y gentes ingenuas y aborregadas que alzarán su voz al unisono por la extinción y ejecución sumarísima, no ya de ETA, sino de cualquiera que piense que se pueden arreglar las cosas sin hartarnos de hemoglobina. A todos ellos mi más sincera enhorabuena, pues han logrado que se haga realidad el más profundo de sus anhelos, crear un clima tan nauseabundo y enrarecido en el que sólo ellos se atreven a moverse con soltura e hipocresía.
Morirá gente, se llenarán los periódicos de sangre y cadáveres y seguirán día a día exigiendo el fin de Zapatero y su política, obviando el pequeño detalle que lo realmente importante debería ser conseguir acabar con esa chusma terrorista, que no lo olvidemos, son el verdadero enemigo.
Tarde o temprano volverán a gobernar y durante sus dos primeros años de legislatura se empeñarán en potenciar sus bases de no al dialogo, tras las cuales, disminuidas convenientemente las ansias de cruzada, ellos también se sentaran a la mesa con los asesinos. Primero porque ya lo han hecho en el pasado y segundo porque saben perfectamente que estamos ante un problema de imposible resolución únicamente por la vía policial y judicial. Se conseguirá una temporal aniquilación de la banda, pero tarde o temprano resurgirán con más fuerza, horror y resentimiento que antes. Es una rabia que aunque matemos al perro un millón de veces seguirá existiendo.
2 comentarios:
Si me lo permiten, creo que hay un tufillo que no me gusta un pelo en todos los que señaláis a toda oposición antes incluso de que se produzca, acusándolos de electoralistas con razones y voces que, a poco que se pare uno a pensar, pecan de lo mismo.
La rabia se extirpó con vacunas, no matando al perro, ni dejándolos morder.
Un saludo
Coincido Armando. Quizás sea precipitado aventurar un movimiento generalizado en toda la derecha, pero voces como la del Ayatolah y tendencias como las de Rajoy no presagian una unidad de acción. Ojalá me equivoque y tenga que darle a usted la razón, eso significaría que nosotros ganamos y esa basura sanguinaria pierde.
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