Los problemas derivados de la ocupación ilegal de inmuebles, es y será un tema recurrente y atractivo a la hora de las reyertas políticas. A pesar de que las consecuencias reales, comparadas con problemas sociales más acuciantes, no deja de ser una problemática más estética que ética. Normalmente provocado todo ello por la desesperación de una porción de la sociedad de conseguir sobreponerse a las estrictas leyes del mercado y de la especulación. Cierto es que en el heterogéneo movimiento “okupa” se dan cita personajes de todos los pelajes imaginables, pero en general no deja de ser una tendencia extremada de la sempiterna rebeldía y oposición a los cánones establecidos. No me entiendan mal, ni comparto su radicalismo, ni acepto gran parte de su metodología, pero entiendo la esencia de las dificultades que les mueven en sus actuaciones. Además, la gran mayoría de las viviendas ocupadas son caserones y pisos antiguos que llevando varios decenios vacíos, su existencia sólo obedece a la evidente revalorización de los terrenos y las fincas para conseguir un mayor beneficio inmobiliario. Repito, no creo que sea la manera correcta de afrontar los obstáculos sociales, pero no deja de ser una forma de acción ante la impasibilidad desesperante de la administración.
La lucha contra este controvertido movimiento también está lleno de sinsabores. Es bastante más efectivo, desde luego, pero sigue siendo lento y costoso. La solución de algunos propietarios para evitar que sus inmuebles sean “reokupados” una vez desalojados por la policía, pese a promover un enfrentamiento palpable, no deja de ser imaginativa y efectiva.
1 comentario:
En general me parece fatal el negocio que tienen montado los gitanos (algunos gitanos) con el cartelito de la rueda y la "vigilancia" que obligan a los contructores a pagarles, pero es que claro, quienes son los otros actores en este juego...? veamos:
Los constructores, los mayores chorizos que existen, no me dan ninguna pena...
Los Okupas, la escoria más grande... tres cuartos de lo mismo.
Joder! si al final hasta los gitanos son los más decentes en este cuento!
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