10 de mayo de 2007

Por supuesto, Corto Maltés


Sonrisa impenetrable, casi inexistente. Hechuras de galán de película de los años veinte, que ya quisieran Fairbancks o Flynn destilar esa elegancia innata. Alma templada y distante si la ocasión lo requiere, violencia volcánica cuando el impasible viento de las pasiones sopla con fuerza. Paradigma del bien. Paradigma del mal. Anárquico insolente pero por encima de todo y de todos, bohemio trotamundos. Insolente burlón de mirada profunda y reacción airada, a la vez que derrocha mesura, sazonado todo ello con pinceladas de dramática sabiduría.

Leerlo y conocerlo es amarlo; devorar las paginas de sus aventuras deseando que su destino quedé inexorablemente unido al nuestro.

En algún remoto lugar, donde los sueños se besan apasionadamente con la realidad, él campa complacido en su goleta, sin bandera ni dueño. Desde la orilla sólo lo puedo observar con envidia y agradecerle a Dios que me permita disfrutar de un mundo en el que personajes como Corto sean necesarios.

Espero seguir teniendo durante muchos años la ingenua necesidad de seguirlo leyendo.

A su padre, a su creador, a Hugo Pratt; mil gracias.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo siempre he sido más de Tintin, quizá porque descubrí al Corto algo talludito y secándose ya los granos.
Eso sí, está en segundo lugar.
PS: La de los Who...me ha dao, no lo sabía yo eso.

Baba O'Riley dijo...

Tintín siempre me ha parecido la forma más barata y encantadora de ver mundo. Sin embargo, esa vena misógina siempre me ha tirado un poco para atrás. Aunque he de reconocer que en según que aspectos es imbatible.
PS: Ahora estoy seguro de que apreciará usted más a Baba O'Riley.