¿Justicia en Madrid?

Que la política y los políticos suelen causar antes una mueca de desagrado que una de admiración es evidente. Se ha creado a fuerza de los años un entramado de hipocresía y cerrazón alrededor de los partidos políticos, que realmente nos ponen muy cuesta arriba poder aceptar sus estrategias.

El ultimo caso lo tenemos con las palabras que pronunció en un mitin del PSOE el ministro de justicia. Sus acusaciones sobre la prohibición del PP para que pudiera investigar la profundidad del caso Tamayo. La denuncia es absolutamente escandalosa y si viviéramos en un país con unas mínimas garantías de limpieza fiscal y judicial, las sanciones tras el esclarecimiento del tema no deberían hacerse esperar. Cierto es que la opacidad y las criticables formas del infame Jesús Cardenal, habrán dejado el caso perfectamente cauterizado y cualquier intento de esclarecer los hechos será un camino de dificultades y de callejones sin salida.

Mención aparte merece la intervención de Bermejo, execrable a todas luces, intentando sacar la mayor tajada electoral posible con unas declaraciones para enardecer los ánimos. Ni era el lugar idóneo, ni sobretodo, el momento. Si recibió presiones para abandonar la investigación del caso, debería haberlo denunciado en su momento y siguiendo los cauces legales reglamentarios. Hacerlo ahora, de esta manera tan chapucera sólo le granjeará una perdida de credibilidad importante.

Lo dicho, entre unos y otros, conseguirán que el interés por la política sea residual.