13 de mayo de 2007

Las piernas de Superman


Hay ciertos casos en los que el tesón y la fuerza de voluntad humanas pueden engrandecer la adjetivación de los logros personales hasta el umbral de la heroicidad o la hazaña. Este no es el caso, Oscar Pistorius no se ajusta a la explicación anterior, sino que la sobrepasa ampliamente. Le amputaron las piernas con 13 meses y con una adaptación extraordinaria a sus nuevas prótesis ha conseguido destacar en el difícil mundo de la competición deportiva. Es uno de los mejores atletas en la prueba de los 400m., no sólo en la categoría paralímpica donde arrasa sin despeinarse, sino que sus marcas son muy similares a la de los atletas que van a ir a Pekín en la categoría absoluta. En cualquier persona con coherencia y sentimientos concretos, después del asombro, deberíamos lanzarnos a reconocerlo como uno de los mejores atletas del mundo. Sin embargo, regodeándonos con mezquindad en los valores de una justicia férreamente equitativa, la de las reglas participativas, los organismos atléticos oficiales están estudiando prohibirle el concurso en los juegos olímpicos, argumentando una superioridad técnica debido a las prótesis.
Hay que estar enfermo, a no ser que hablemos de una evidente mala fe, para imponer su minusvalía como una ventaja tan destacable que deba de ser eliminada. Que será lo próximo, ¿prohibir correr a los que utilicen gafas porque tienen una mejor visión? Si queremos conseguir que el mundo sea un lugar con las mínimas injusticias por cuestiones físicas, observando casos tan flagrantes como este, la única respuesta hacia los organismos organizativos sólo puede ser una: indignación.

No hay comentarios: