2 de marzo de 2007

Humo en el horizonte


La política y los políticos, cada día que pasa se adentran cada vez más en la escabrosidad más salvaje, dejando al descubierto movimientos en apariencia dignísimos, que aun así te dejan una mueca de asco profundo. Todo vale para conseguir llegar a ostentar el mando de una nación, aunque ello signifique rebajar los valores personales a la pura esencia de la defecación más inmunda.

La liberación de DeJuana Chaos se enmarca en la más estricta de las legalidades y aunque a todos nos gustaría verlo pudrirse en prisión, las leyes están para cumplirse y no para ajustarlas al viento que más sople. El PP durante su mandato, dejó en libertad a 54 presos con condenas que oscilaban entre los 30 y los 300 años cuando sólo habían cumplido entre 15 y 20. También excarcelaron a otros 250 con penas inferiores a 30 años cuando sólo habían cumplido entre 6 y 14. Todo ello ajustándose estrictamente a las barreras reflejadas en el código penal, como no podía ser de otra forma. Si no nos gusta el actual marco penal, se cambia y punto, pero no podemos acomodar una sentencia ateniéndonos simplemente a la excepcionalidad del caso. Y si no, basta de hipocresías, le metemos una bala en la cabeza y acabado el problema. Todos contentos porque habrá una alimaña menos y nosotros que somos los buenos podremos dormir más tranquilos.

A partir de ahí, pues nada, hacer el máximo ruido posible, rasgarse las vestiduras y tildar a todo el que se te oponga de terrorista. Conseguiremos así que la gente se lance a la calle y acabemos entre todos a mamporros, que parece que esa sea la finalidad.

Ciertas posturas si no fueran tan aterradoras simplemente provocarían arcadas.

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