
Sólo pensaba en intentar no pensar en nada. Dejar que la puta ansiedad se diluyera con la poca conciencia que me seguía quedando. Los coches pasaban, las luces de las farolas encendidas a pleno día, el sabor de la polución recorriendo hasta la última célula de mi cuerpo; pero sobretodo aquella pared. Un continuo tabique encalado, albino hasta la ceguera, despreciando la suciedad circundante. Sazonado, manchado en su esencia con una sola frase, un graffiti de letras góticas que le daba alas a la paradoja. “Así vamos muy mal”.
Como diría el gran Sabina: “que desinrazón”.
1 comentario:
Pero eso es algo que ya sabemos, aún así continuamos igual, en la eterna rueda que gira y gira sin parar pero no se mueve del sitio.
A lo sumo algún avispado consigue que produzca corriente eléctrica de la que se aprovecha.
Así vamos muy mal. eta pravda but... who dares?
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