15 de marzo de 2007

¿Iguales?




Cuando a los políticos se les llena la boca asegurando las veleidades de sus acciones administrativas y rezuman optimismo y buena voluntad, empieza un ligero cosquilleo de puro nerviosismo a recorrerme el cuerpo. Y si encima se trata de un tema tan controvertido e importante como la igualdad de genero, los nervios desaparecen y dejan paso a la estricta intranquilidad.

Si se cumplen las elevadas expectativas, consiguiendo un seguimiento fiable y honesto del cumplimiento de la ley, tendremos uno de los mayores logros morales de la historia de la democracia. Por contra si estamos ante otro desparrame de palabrería barata y la consiguiente venta de dosis de humo, estaremos, sin ningún tipo de equivoco, ante el lado más perverso e hipócrita del gabinete socialista.

El tiempo dirá.

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